La historia de la Federación de Rusia comienza con su independencia tras la disolución de la Unión Soviética, en diciembre de 1991. La RSFS de Rusia era la más grande de las 15 repúblicas que componían la Unión Soviética, acumulaba por encima del 60 % del PNB y más de la mitad de la población. Los rusos también dominaban el ejército soviético y el Partido Comunista. Por ello, Rusia fue ampliamente aceptada como el estado sucesor de la antigua URSS en los asuntos diplomáticos y pasó a ocupar su puesto de miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

A pesar de esa aceptación, la Rusia postsoviética carecía en los años 1990 del poder militar, político y económico de la URSS. Rusia logró que los Estados postsoviéticos entregaran voluntariamente las armas nucleares, concentrándolas así bajo el mando de las aun efectivas fuerzas aéreas, pero la mayor parte del ejército y la flota rusa estaban inmersos en la confusión en 1991. Antes de la disolución de la Unión Soviética, Borís Yeltsin había sido elegido Presidente de Rusia en junio de 1991 en la primera elección presidencial directa en la Historia de Rusia. En octubre de 1991, cuando Rusia se encontraba al borde de la independencia, Yeltsin anunció que el país procedería con una reforma radical hacia la economía de mercado siguiendo las líneas del big bang polaco, también conocido como terapia de choque.[1]

En el primer período después de que Rusia se hiciera independiente, la política exterior rusa repudió el marxismo-leninismo como guía de acción, enfatizando la cooperación con Occidente para solucionar conflictos regionales y globales, y solicitando ayuda económica y humanitaria de Occidente para apoyar de las reformas económicas internas. De cualquier modo, aunque los líderes de Rusia describieron a Occidente como su aliado natural, intentaron resolver el nacimiento de nuevas relaciones con los estados de Europa del Este, los formados a partir de la desintegración de Yugoslavia. Rusia se opuso a la expansión de la OTAN a los bloques ex soviéticos de la República Checa, Polonia y Hungría en 1997 y, particularmente, la segunda expansión de la OTAN a las repúblicas bálticas en 2004. En 1999, Rusia se opuso al bombardeo de la OTAN en Yugoslavia durante más de dos meses (véase Guerra de Kosovo), pero posteriormente estuvo junto a las fuerzas de mantenimiento de paz de la OTAN en los Balcanes en junio de 1999.

Las relaciones con Occidente también han sido manchadas por la relación de Rusia con Bielorrusia. El Presidente de Bielorrusia Aleksandr Lukashenko, un autoritario líder al estilo soviético, ha mostrado mucho interés en alinear a su país con Rusia, y ningún interés en reforzar los lazos con la OTAN o realizar reformas económicas liberales. Un acuerdo de unión entre Rusia y Bielorrusia se formó el 2 de abril de 1996. El acuerdo fue intensificado, convirtiéndose en la Unión de Rusia y Bielorrusia el 3 de abril de 1997. El 25 de diciembre de 1998 la unión se fortaleció más, así como en 1999.

Bajo el gobierno de Putin, Rusia ha visto estrecharse los lazos con China mediante la firma del Tratado de Amistad de 2001 así como construirse un oleoducto transiberiano adaptado a las crecientes necesidades energéticas de China. Además, Rusia formó la Unión Aduanera junto con Bielorrusia y Kazajistán, es el segundo mayor productor de petróleo a nivel mundial, ha modernizado la mayor parte de sus fuerzas armadas y ha logrado tener una fuerte influencia mundial, en asuntos estratégicos y de seguridad, como la guerra ruso-georgiana, la guerra civil siria y la guerra ruso-ucraniana.

Desmantelando el socialismo

Terapia de choque

Depresión económica y decadencia social

Contragolpe a la reforma

Reforma por decreto

Enfrentamiento de poderes, 1993-96

La crisis constitucional de 1993

La lucha por el centro del poder en la Rusia postsoviética y por la naturaleza de las reformas económicas culminó en la crisis política y el derramamiento de sangre de 1993. A Yeltsin, que representaba la privatización radical, se le opuso el parlamento. Enfrentado con la oposición y amenazado con la impugnación, Yeltsin "disolvió" el parlamento, en lo que puede calificarse como golpe de Estado, el 21 de septiembre y ordenó nuevas elecciones y un referéndum para una nueva constitución. El parlamento declaró a Yeltsin fuera de su cargo y designó a Aleksandr Rutskói como nuevo presidente el 22 de septiembre. Las tensiones crecieron rápidamente y los problemas llegaron a un punto crítico después de los disturbios en la calle del 2 y 3 de octubre. El 4 de octubre, Yeltsin ordenó a las Fuerzas Especiales y a la élite del ejército que tomaran el edificio del parlamento, la "Casa Blanca", como se llamaba. Con tanques enfrentados contra las pocas armas de fuego de los defensores parlamentarios,y la multitud de manifestantes desarmada, no cabía lugar a dudas en cuanto al resultado. Rutskói, Ruslán Jasbulátov y otros parlamentarios se rindieron y fueron inmediatamente arrestados y encarcelados. Los datos oficiales indicaron 187 muertos y 437 heridos (con varios hombres asesinados y heridos del lado del presidente).

De este modo el período de transición de la era postsoviética dio a su fin. Se aprobó una nueva constitución por referéndum en diciembre de 1993. Rusia pasó a tener un sistema fuertemente presidencial. La privatización radical siguió adelante. Los antiguos líderes parlamentarios fueron liberados sin procesos judiciales el 26 de febrero de 1994, pero no quisieron llevar a cabo un papel político a partir de entonces. Aunque sus enfrentamientos con el ejecutivo se reanudarían finalmente, los poderes del remodelado parlamento ruso se habían restringido considerablemente.

La Primera Guerra Chechena

En 1994, Yeltsin envió 40 000 efectivos militares para evitar que Chechenia, región productora de petróleo situada en el Cáucaso, se separara de Rusia. Los chechenos, que vivían a 1600 kilómetros al sur de Moscú y eran predominantemente musulmanes, habían presumido durante siglos de ser capaces de desafiar a los rusos. Dzhojar Dudáyev, el presidente nacionalista de la República de Chechenia, fue conducido a llevar a su república fuera de la Federación de Rusia y declaró la independencia de Chechenia en 1991. Rusia se encontró metida rápidamente en un atolladero como el de Estados Unidos en la guerra de Vietnam. Cuando los rusos atacaron la capital chechena de Grozni durante las primeras semanas de enero de 1995, cerca de 25 000 civiles murieron durante los asaltos aéreos y los disparos de artillería. El empleo masivo de la artillería y los ataques aéreos fue la estrategia dominante de la campaña rusa. Aun así, los chechenos insurgentes tomaron miles de rehenes rusos, mientras inferían humillantes pérdidas a las desmoralizadas y mal equipadas tropas rusas. Hacia el final del año, las tropas rusas aún no habían conseguido asegurar la capital chechena.

Los rusos finalmente se las arreglaron para lograr el control de Grozni en febrero de 1995, después de una dura lucha. En agosto de 1996, Yeltsin acordó un alto el fuego con los líderes chechenos, y el tratado de paz se firmó formalmente en mayo de 1997. De todos modos, el conflicto se reanudó en 1999, quitando de este modo todo sentido al acuerdo de paz de 1997 (ver segunda guerra chechena). Los separatistas chechenos continuaron ejerciendo resistencia a la presencia rusa hasta el año 2009.

El proyecto de los "préstamos por acciones" y el incremento de los "oligarcas"

Las elecciones presidenciales de 1996

La crisis de 1998

Crisis de sucesión, 1999-2000

Yevgueni Primakov no permaneció mucho tiempo en su puesto. La administración de Yeltsin comenzó a sospechar que Primakov estaba llevando una política no prooccidental y haciéndose popular, y lo destituyó en mayo de 1999, tras ocho meses en el cargo. Entonces se nombró en su lugar a Serguéi Stepashin, que en otro tiempo había sido jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB) —la agencia sucesora de la KGB para los asuntos internos— y posteriormente Ministro de Interior. La Duma confirmó el nombramiento en la primera votación por un amplio margen.

La ocupación del cargo de Stephashin fue incluso más corta que la de Primakov. En agosto de 1999, Yeltsin destituyó una vez más al primer ministro y nombró a Vladímir Putin —entonces relativamente desconocido— como candidato y la Duma le dio un voto favorable. Como Stephasin, Putin tenía un pasado en los servicios de inteligencia, había hecho su carrera en el servicio exterior y más tarde había sido jefe del FSB. Putin se estableció en la opinión pública y en la consideración de Yeltsin como un líder de gobierno en el que se podía confiar. El mes siguiente, cientos de personas murieron cuando explotaron edificios en Moscú y otras ciudades. Como respuesta, el ejército ruso entró en Chechenia a finales de septiembre de 1999, comenzando la segunda guerra chechena, en una operación apoyada ampliamente por la opinión pública. El apoyo se tradujo en la creciente popularidad de Putin, que planteó operaciones decisivas en el conflicto.

Tras el éxito de las fuerzas políticas cercanas a Putin en las elecciones parlamentarias de diciembre de 1999, Yeltsin le cedió la presidencia el 31 de diciembre, seis meses antes de que expirara su cargo. Esto hizo que Putin actuara como presidente y le dio la oportunidad de situarse como favorito de cara a las elecciones presidenciales de Rusia de 2000, las cuales ganó. La guerra en Chechenia apareció de forma destacada durante la campaña. En febrero de 2000, las tropas rusas entraron en Grozni, la capital chechena, y una semana antes de las elecciones, Putin voló a Chechenia en un avión de guerra, declarando la Victoria.

La era Putin (2000-presente)

En agosto de 2000, el submarino ruso K-141 Kursk explotó y se hundió en el mar de Barents. Rusia organizó un vigoroso intento de salvar a la tripulación, intento que resultó completamente infructuoso y que fue rodeado por un secretismo sin explicación. Esto, así como la lenta reacción al suceso y especialmente a las ofertas de ayuda exteriores para rescatar a la tripulación, hizo crecer mucho las críticas contra el gobierno y en concreto contra el presidente Putin.

El 23 de octubre de 2002, los terroristas chechenos se apoderaron del teatro Dubrovka en la ciudad de Moscú. Más de 700 personas fueron tomadas como rehenes en lo que se llamó la crisis de rehenes del teatro de Moscú. Los terroristas pedían la retirada inmediata de las fuerzas rusas de Chechenia y amenazaban con volar el edificio si las autoridades trataban de entrar. Tres días después, los comandos rusos tomaron al asalto el edificio, después de que los rehenes hubieran sido reducidos con gas, disparando a los militantes inconscientes. El gas, el cual los oficiales rusos se negaron a identificar, fue señalado como la causa de la muerte de cerca de 115 rehenes.

Tras el asedio al teatro, Putin comenzó con fuerzas renovadas a tratar de eliminar a la insurrección chechena. (Para detalles adicionales acerca de la guerra de Chechenia bajo la presidencia de Putin, véase Segunda Guerra Chechena.) El gobierno canceló la retirada de tropas programada, rodeó los campos de refugiados chechenos con soldados e incrementó la frecuencia de los asaltos a las posiciones de terroristas.

Los terroristas chechenos respondieron aumentando las operaciones de guerrilla y endureciendo los ataques a helicópteros federales. En mayo de 2004 los terroristas chechenos asesinaron a Ajmat Kadýrov, que había sido elegido presidente de Chechenia ocho meses antes en elecciones legítimas. El 24 de agosto de 2004 dos aviones rusos fueron bombardeados. A esto siguió la masacre de la escuela de Beslán, en la cual los terroristas chechenos tomaron a 1300 rehenes entre niños, sus padres y profesores.

Para 2007, el apoyo incondicional de las operaciones militares en Chechenia es solo del 24% de la población rusa, según una encuesta del Levada-Center en marzo de 2004, lo cual se debe a que la situación en la región se ha estabilizado, prueba de lo cual es, por ejemplo, la apertura del Aeropuerto de Grozni.

La política del gobierno de este periodo de lucha contra la corrupción ha dado origen a varias investigaciones judiciales de algunos oligarcas muy influyentes (Vladímir Gusinski, Borís Berezovski y Mijaíl Jodorkovski, concretamente) que consiguieron grandes valores del estado, de forma completamente ilegal, durante el proceso de privatización. Gusinski y Berezovski se han visto obligados a abandonar Rusia dejando parte de sus recursos. Jodorkovski fue culpado de evasión de impuestos y encarcelado con la consiguiente confiscación de sus bienes, entre ellos la empresa YUKOS, la mayor productora de petróleo de Rusia. No se podría decir que la postura de Putin es en general adversa a los oligarcas, pues también trabaja estrechamente con otros oligarcas, como es el caso de Román Abramóvich.

Estos enfrentamientos han llevado además a Putin a establecer un control sobre los medios de comunicación, antes poseídos por los oligarcas. En 2001 y 2002, los canales de televisión NTV (antes perteneciente a Gusinski), TV6 y TVS (pertenecientes a Berezovski) fueron tomados por grupos de comunicación leales a Putin. Adquisiciones similares ocurrieron con los medios de comunicación impresos.

La administración de Putin ejerce un control significativo sobre el contenido de los medios rusos. Muchos editores y directivos están dispuestos a quitar un artículo o despedir a un periodista ante una petición informal de la administración presidencial. Mientras muchos de los problemas de la era de Yeltsin (como la guerra en Chechenia y las huelgas por salarios impagados) aun existen, a los periodistas ahora se les pide que lo ignoren o lo minimicen, produciendo así una imagen positiva de Rusia.

La popularidad de Putin, que proviene de su reputación como líder fuerte y efectivo, se mantiene en contraste con la impopularidad de su predecesor, pero depende de una continuidad de la recuperación económica. Putin llegó al cargo en un momento ideal: después de la devaluación del rublo en 1998, lo que elevó la demanda de bienes domésticos, mientras los precios mundiales del petróleo crecían. Por ello, muchos le atribuyen a él la recuperación, pero su capacidad para resistir a una caída repentina de la economía no ha sido probada. Putin ganó las elecciones presidenciales de Rusia de 2004 sin ningún competidor significativo.

Muchos rusos hoy en día se lamentan por la disolución de la Unión Soviética en 1991. En repetidas ocasiones, incluso Vladímir Putin — el sucesor nombrado por Borís Yeltsin - indicó que la caída del gobierno soviético había llevado a pocas ganancias y muchos problemas para muchos ciudadanos rusos. En un mitin en febrero de 2004, por ejemplo, Putin llamó al desmantelado de la Unión Soviética "una tragedia nacional a gran escala", de la cual "solo las élites y los nacionalistas sacaron provecho". Añadió, "Creo que los ciudadanos de a pie de la antigua Unión Soviética y el espacio post-soviético no ganaron nada de esto. Al contrario, la gente ha tenido que enfrentarse a un gran número de problemas."

El prestigio internacional de Putin sufrió un gran golpe en Occidente durante las disputadas elecciones presidenciales de Ucrania de 2004. Putin había visitado dos veces Ucrania antes de las elecciones para mostrar su apoyo al candidato prorruso Víktor Yanukóvich contra el líder de la oposición Víktor Yúshchenko, un economista liberal pro Occidente. También felicitó a Yanukóvich de su victoria antes de que los resultados de las elecciones fueran oficiales e hizo declaraciones oponiéndose a una segunda vuelta de las reñidas elecciones, que ganó Yanukóvich, entre alegatos de un fraude a gran escala. En Occidente, las elecciones ucranianas evocaron ecos de la Guerra Fría, pero las relaciones con EE. UU. han permanecido estables.

En 2005, el gobierno ruso cambió los extensos beneficios en especias de la era soviética, como los transportes gratis y las subvenciones para los grupos socialmente vulnerables mediante pagos en efectivo. La reforma, conocida como la monetización, ha sido impopular y ha causado una oleada de manifestaciones en varias ciudades rusas, con miles de jubilados protestando contra la pérdida de sus beneficios. Esta fue la primera vez que semejante oleada de protestas tenía lugar durante la administración de Putin. La reforma debilitó la popularidad del gobierno ruso, pero Putin personalmente aún es popular, con un 69% de aprobación.

En 2008, la declaración de independencia de Kosovo mostró un marcado deterioro de las relaciones de Rusia con Occidente. Esto también se pudo observar en la guerra de Osetia del Sur de 2008 entre Georgia, de un lado, y sus repúblicas autónomas prorrusas de Osetia del Sur y Abjasia y la misma Rusia, de otro. Las tropas rusas entraron en Osetia del Sur y obligaron la retirada de las tropas de Georgia, estableciendo el control sobre el territorio. En otoño del 2008, Rusia reconoció unilateralmente la independencia de Osetia del Sur y de Abjasia.

Guerra ruso-ucraniana

Primera fase de la guerra

Invasión rusa de Ucrania de 2022

Intervención rusa en Siria

Estabilización macroeconómica y recuperación

Relaciones Rusia-Unión Europea desde 2012

Referencias


Mapa de la Federación Rusa stock de ilustración. Ilustración de blanco

Federacion de rusia

Ilustración de Mapa Muy Detallado De La Federación Rusa Con Bandera

Rusia

La Federación de Rusia consiste en un gran número de subdivisiones